

Nuestra mente posee unas facultades maravillosas, que nos permiten trabajar en un mundo abstracto repleto de ideas, imágenes, pensamientos, que se entrelazan con los sentimientos. Su desarrollo depende del conocimiento que vayamos adquiriendo, así como de nuestra voluntad de llevarlo a la práctica. Pero algo nos está ocurriendo, que tales facultades han entrado en decadencia. ¿Por qué?
